La buena publicidad no necesita hablar, solo impactar
en 8 segundos.
Va directa al cerebro y actúa tan rápida que no somos
conscientes de que algo nos atrae, nos gusta, nos
emociona y lo deseamos.
Bien sea por una imagen, una música o un silencio
son suficientes para impactar en la zona límbica
del cerebro y mover la emoción y el deseo.
Nuestro cerebro siempre busca lo mas cómodo, lo que
es mas sencillo, mas simple y eso suele ser lo mas
familiar para el.
La publicidad es creativa, divertida, ocurrente y muy
fácil de recordar. Asociamos con mucha rapidez su
sonido, su imagen con la idea y suele ser tan rápido
que no nos damos cuenta cuando ya tenemos el
deseo de poseer esa cosa o ese producto anunciado.
Se llama Neuromárketing y se viene usando hace ya
muchos años por las grandes compañías; de aquí
las grandes inversiones en publicidad bien dirigida.
Se trata de entrar en las mentes sin pedir permiso,
sin que estas se enteren y con una gran rapidez,
en 8 segundos; 8 segundos son suficientes
para hacernos pasar de tranquilos a nerviosos y
deseosos de poseer ese producto. Y todo por una
música, un simple logo o un silencio.
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