Las cosas valen, lo que valen hoy,
aquí y en este momento.
Josuha Bell, uno de los mejores violinistas
del mundo que para escucharle en un concierto,
en cualquier auditorio, hay que pagar no
menos que 100 dólares, hizo la siguiente prueba
en el metro de Nueva York. En pantalones
vaqueros, se puso a tocar con el Stradivarius del
año 1713, valorado en mas de tres millones de
dólares el mismo concierto que hacia en los grandes
Teatros y el resultado fué que solo se pararon a
escucharle , breves momentos, unas 15 personas y la recaudación fué , tan solo de 35 dólares.
Esto nos demuestra que el lugar y la predisposición
de las personas junto con el conocimiento , hacen
que se valore mas o menos cualquier cosa en la vida.
Si estamos dispuestos a valorar algo es porque ya
sabemos de antemano que eso tiene un valor y
en caso contrario, bien por ignorancia o por falta
de ubicación en tiempo y lugar, no lo valoramos.
Con lo cual podemos ver la importancia que tiene
la presentación, las formas, los tiempos, los lugares
y el conocimiento para tener unas expectativas
para valorar las cosas.
La publicidad hace mucho.
Hay que empezar , para valorar las cosas, por
conocer y a medida que aumenta el conocimiento,
aumenta la necesidad y la valoración.
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