"Empieza siempre por lo ancho y termina
por lo mas agudo."
La confianza se genera por la claridad,
la comprensión, la sinceridad y el gran
entusiasmo.
Para convencer hay que empezar siempre
por lo mas fácil, lo que sabemos que van
a aceptar rápido y poco a poco vamos
acercándonos a lo mas agudo (o peliagudo).
Si algo no entiende el cliente, siempre, siempre
la culpa es nuestra que no hemos sabido
darle la explicación adecuada. Nunca es del
cliente la culpa, somos nosotros los que
nos tenemos que adecuar al cliente y no
al revés.
Para ello no basta que hablar su mismo
idioma y su simbología, hay que saber
comunicar con fe, entusiasmo y sobretodo
con empatía que se traduce en mimetismo.
(Usar sus mismas palabras y su punto
de vista junto con sus propios sentimientos.)
Para que persista la confianza hay que
comunicar bien los motivos de cualquier
cambio, de forma que el cliente justifique
desde un aumento del precio hasta una
nueva presentación u oferta limitada.
Esto se llama implicar al cliente.
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