Ante la gran incertidumbre mundial en economía,
políticas y grandes cambios sociales que se
avecinan, las empresas han de saber nadar y
guardar la ropa. Navegar entre aguas turbulentas.
Pero su obligación es seguir hacia adelante contra
viento y marea; la quietud, esperar a ver qué
pasa es ya retroceder ¿ Y cómo avanzar si el
camino es tortuoso, oscuro y lleno de peligros.?
La solución es compartir el riesgo. Buscar buenos
asesores, que no es lo mismo que adivinos, sino
expertos, técnicos y personas experimentadas en
cambios y que hayan aprendido en su momento.
Hoy, mas que nunca hay que mover al cliente,
ya que este que sufre los cambios como nosotros,
no sabe lo que quiere, está tan desorientado como nosotros mismos por aquello de :
¿Y mañana qué va a pasar?
Y para ello es necesario conocerle globalmente
en su aspecto social, familiar, cultural, religioso,
laboral, afectivo, en una palabra, antropológicamente
completo. Por lo que el contacto con el cliente
es mas necesario aunque sea a través de medios
tecnológicos.
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