Antes de entrar deja salir.
"Dos cosas nunca pueden estar en el mismo sitio
a la misma vez."
Es imposible convencer a nadie si antes no está
su mente libre para oír, escuchar y razonar.
Mientras tenga algo que ocupe la mente, nada
le va a interesar.
Esta ley tan sencilla de la comunicación, pocas
veces la aplicamos y por eso fracasan la mayoría
de las negociaciones. Si el oyente está preocupado,
hasta que no desaparezca esa preocupación,
no va a razonar ni ver nada nuevo; es inútil
hablar en el desierto.
Y no se trata solo de ser oportunos para convencer
de algo, hay que sorprender y borrar la mente
para que esté receptiva del mensaje que le vamos
a transmitir. Vamos, como sembrar en tierra ya
labrada y preparada para que la semilla crezca.
Hacer lo contrario, hablar sin saber lo que hay
en la mente ajena, es perder fuerza y estropear
la siembra y quien mal empieza, mal acaba.
Paciencia, observación y conocimiento de la
persona para buscar el modo, medio y forma
mas oportunas de en enviar nuestro mensaje.
Prepara siempre el terreno, antes de sembrar.
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