Los impactos publicitarios son la clave
para muchas ventas.
Poner a un restaurante el nombre de
"La mafia se sienta a la mesa", o poner
en al puerta del sol de Madrid, "Narcos"
con el eslogan de "Blanca Navidad" ,
o Amazón, vender felpudos con la bandera
del país....o en EE.UU, vender papel
higiénico con miles de caras de Sadam
Hussein.......no siempre es de buen gusto,
pero vende.
La publicidad interactiva que hoy gracias
a los nuevos medios, sorprende e impacta
pueden llegar a provocar hasta accidentes.
Pero.....venden. El límite ya no existe, salvo
la justicia que vea delito.
No hablemos de los ultrasonidos que sin
verlos, ni ser conscientes de ellos , nos
manejan e incitan a comprar.
Publicidad subliminal, siempre ha existido
y es fácil ver que el ejemplo de Pafloff,
reflejo condicionado, aún se usa en la
publicidad.
Se aprovechan de los sentidos y cada vez
que perciben algo, reaccionan, luz, colores,
olores, sonidos, sensaciones térmicas, presión atmosférica, alimentos ingeridos.... nos atacan
por todas partes con el fin de vender.
¿Donde está el límite? En controlar toda
esa manipulación que llamo efecto Pafloff.
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