"Hablamos de lo que de verdad
amamos."
Y no hablamos con el que no
queremos ni de lo que no amamos.
Parece un trabalenguas, pero ya
se decía antiguamente:
"De la abundancia del corazón,
habla la boca."
Dime lo que hablas y te diré lo que
piensas y quien eres.
Oyendo hablar se conoce a la gente.
El gran problema de nuestro siglo
a pesar de estar tan bien comunicados,
es la falta de diálogo, de hablar unos
con otros cara a cara, directamente
y no a través de la electrónica y esto
nos lleva a un desconocimiento grande
de la gente que nos rodea con las
consecuencias que todos sabemos.
Recuerda: HABLAR ES AMAR
y ESCUCHAR
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