Si el Márketing es ayudar a comprar,
el Antimárketing es ayudar a pensar.
El Márketing satisface y crea necesidades.
Antimárketing las cuestiona.
¿Es necesario?
La conclusión es que comprar forma
parte de una antigua necesidad no
satisfecha, cuando es viral.
La mayoría de las cosas que poseemos
no son necesarias.
Si nos cuestionamos antes de comprar,
posiblemente la mitad de las compras
no las haríamos. Pero es tanta la
adrenalina que nos hace felices que
es casi imposible dejar de comprar.
Cada compra es una gota de felicidad,
de una satisfacción oculta que brota
en nuestro subconsciente.
La vida nos enseña que no es más feliz
quien más tiene si no quien menos
necesita.
Pero el mundo nos incita desde el nacimiento
a poseer, poseer y cada vez más, como si
en ello encontráramos nuestra longevidad
eterna.
Está demostrado que el ánsia de comprar
se debe a frustracciones en la infancia.
Es algo viral. Cuando más compramos más
necesitamos.
El Marketing lo sabe y nos ataca en
nuestro subconsciente despertando esos
deseos ocultos que al conseguirlos son
como una victoria que descarga la
felicidad con su adrenalina.
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