"Las malas noticias deben
explotar, para luego muy pronto
se puedan olvidar."
Una mala noticia dividida a trozos,
alargando la agonía, prolongándola
en el tiempo de comunicación,
se crece y se hace el doble de grave.
Las malas noticias hay que darlas urgente,
cuanto antes y con toda rigurosidad sin
eliminar cualquier detalle fundamental.
Es una bomba que debe estallar en su
momento, prolongarla sería aumentar
su efecto devastador y disimularla aún
sería peor ya que su prolongación la
aviva como el aire a las ascuas de un
incendio.
Asi como las buenas noticias hay que
prolongarlas, dividirlas en etapas y
darles mas tiempo para que se crezcan,
con las malas noticias hay que hacer
todo lo contrario, rapidez y concreción
para que pronto se olviden.
Resumiendo: A la buena noticia hay que
darle tiempo. A la mala acortarlo todo lo
que se pueda.(Una herida cicatriza con
rapidez si no se la remueve)
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