El primer enemigo es el miedo.
El segundo la mala planificación.
Y el tercero, imponer las propias ideas.
En cuanto al miedo es normal, porque salir
de nuestra rutina, es incómodo, pero no
hacerlo es desaparecer del mercado.
La muerte de una empresa es pensar
y actuar porque "Siempre", se ha hecho
así,
La buena planificación, necesaria para
conseguir llegar a cualquier parte y
la filosofía ha de ser: "Siempre se puede
mejorar".
Imponer nuestras ideas sin valorar las
ajenas es ver sólo por un ojo y así
es fácil estrellarse.
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