Las cosas familiares siempre nos atraen más.
Mi pueblo, mi país, mis amigos, familia....todo
lo conocido nos atrae mientras que lo desconocido crea desconfianza.
Y esto lo sabemos en márketing, por eso siempre
que se intenta vender algo se buscan recuerdos
que almacena el cerebro.
Usamos todos los sentidos para hacer las cosas
familiares y reconocidas. Crysler, estudia siempre el ruido que hacen las puertas de sus coches al
cerrar, el olor particular del coche nuevo, el sonido de las motos que las distingue, los colores,
el tacto, hasta las vibraciones nos ayudan a
reconocer objetos y personas.
Una pupila dilatada en un rostro nos atrae más que una pupila cerrada, una posición del cuerpo,
nos atrae más que otras.
Usar los cinco sentidos para conseguir efectos
de cosas y recuerdos familiares es necesario
para convencer, vender y fidelizar al cliente.
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