"El hábito no hace al monje pero ayuda a
distinguirlo."
Así te ven, así te consideran.
La primera impresión es la que vale.
( Nuestro cerebro, nuestro disco duro ), almacena
lo que recibe de los sentidos y las imágenes es
lo primero.
Estamos tan acostumbrados a vernos a nosotros
mismos que no cuidamos el cómo nos ven los demás.
En los primeros 2 segundos de ver por primera vez a una persona, ya la tenemos "calada", la
encasillamos automáticamente. Luego ya cuesta
más corregir esa primera impresión que queda
siempre como una mancha de aceite.
Así que antes de ver a una persona, mírate a ti mismo. ¿ Cómo te ves, como te sientes ?
No basta con sentirte feliz, debes demostrarlo
primero con una sonrisa sincera.
Luego los vestidos, los colores, la colonia que usas, tus movimientos y forma de hablar te
harán el resto.
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