La campaña política por la Casa Blanca está
protagonizada por el empresario Trump y su
trabajo es intenso de márketing como hace con
cualquiera de sus empresas para captar clientes.
Primero hace ver que la gente vota a una persona,
no a un partido.
Fija bien sus términos en la comunicación basada
en mítines masivos, entrevistas en televisión y
debates pero sin sondeos análisis ni consultas,
da por hecho que va a ganar.
Para su campaña no dudó en pedir consejo al
mejor organizador de campañas, que precisamente
no era de su partido, al contratar a Corey
Lewandowski y le puso como gestor de su
campaña.
Llena sus mítines con frases como esta que atraen
al electorado: " Yo soy una persona de tipos bajos,
si elevamos los tipos de interés, el dólar podría
fortalecerse y causar grandes problemas."
Se hizo patente el deseo de los votantes de una
persona que habla claro. No se puede agradar
y caer bien a todo el mundo , pero sí a la
mayoría.
Combatir el pesimismo con un realismo optimista.
Y dar en cada frase un sentido, fuego y energía
manifiesta para arrastrar voluntades.
Todo un ejemplo de Márketing aplicado a la
política.
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