Lo que más vale hoy es el tiempo.
No lo podemos comprar, se nos da gratis y lo perdemos inconscientemente sin valorarlo.
Hacer que el cliente no pierda un minuto es alargar la vida y el valor de los clientes que tenemos pero es necesario que ellos lo vean y sepan valorar nuestro esfuerzo por servir y darles tiempo y felicidad.
Y es aquí el punto más delicado de cada venta, que el cliente vea, sienta y palpe nuestro esfuerzo.
De nada sirve el sacrificio si no se percibe.
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