Tu nombre es la palabra mas valorada para ti.
Desde que tienes uso de razón oyes tu nombre
y te pertenece, te hace único en el mundo y
es el principal elemento diferencial y eso
lo sabemos en Márkting.
Un ejemplo de los muchos que vemos a diario:
El niño escocés Carnegie, encuentra una coneja
a punto de parir, la lleva a casa y una
vez ha parido 10 conejillos, ve como crecen ,
comen mucho y no puede dedicarse a recoger
tanta hierba por lo que enflaquecen y corren
peligro de morir.
Piensa una solución salomónica.
Llama a diez amigos a que los vean y les
dice que elijan un conejo para bautizarle con
su nombre, el de cada uno propio, ellos serán
los padrinos y el conejo llevará su nombre
toda la vida.
La condición para no morirse es llevarle comida, hierba fresca todos los días para que estén sanos.
Ni qué decir tiene que fue todo un éxito e hizo
historia.
Llevar el nombre de los padres, de los tíos,
abuelos, amigos o personas admiradas ha sido
un buen ejemplo de supervivencia nominal y
de recuerdo y todos queremos que se nos
recuerde, como hicieron en un paseo de
Villarrobledo donde plantaron árboles y en
el suelo gravado en piedra, el nombre del
cuidador encargado de que no faltara agua
al árbol.
El arte de vender empieza por nombrar
al cliente por su propio nombre.
Con ello se familiariza y se da confianza al personalizar la venta.
Acostúmbrate a nombrar a las personas
por su nombre, recuerda, asocia su nombre
con algo que sea particular de esa persona
y repite su nombre cada vez que la veas.
Así generarás confianza y la confianza es
el paso siguiente para la venta.
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