Cortar de golpe un hábito, una costumbre, frenar
de golpe la inercia es cuando menos, peligroso.
Los cambios bruscos son imprevisibles. El cuerpo
humano para dejar de hacer algo, ha de llenar el
vacío que queda en su lugar y en Japón lo tienen
muy asumido cuando se trata de la jubilación.
Los jubilados, mientras encuentran el modo de
llenar ese vacío, siguen haciendo algo en la misma
empresa donde han estado trabajando durante
mucho tiempo. O bien ayudan a los que ocupan
su lugar o repasan ayudando al orden y a controlar
la limpieza aunque sea con un pincho recogiendo
las hojas del jardín. Y así consiguen no frenar
de golpe su actividad que les podría crear traumas
hasta que encuentran otra actividad adecuada a
su estado y a sus gustos.
Frenar de golpe algo es muy peligroso.
Cambiar cualquier actividad que llevamos tiempo
haciendo, también, lo ideal es hacerlo poco a poco
para no dejar vacíos que nos desorienten.
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