Piano piano si va lontano.
Poco a poco se llega lejos.
Pasito a pasito se anda el caminito.
Sin prisas pero sin pausas.
La velocidad nos aturde, nos invade, nos
empuja a ir cada vez mas rápidos y eso
se paga, nada es gratis.
Con la velocidad pasamos por la vida sin
vivir el presente, siempre apretando el
acelerador viendo el mas allá y me recuerdo
la frase de Groucho: "Mas allá del horizonte,
mas allá de las montañas, mas allá de la mirada
mas allá, mas allá....no se ve nada."
La tecnología en su vorágine nos engulle y no
nos deja saborear el momento.
Hay que ir, pero seguro, sabiendo donde ponemos
el pié y afirmando cada paso en la dirección
correcta para no tener que desandar el camino.
El éxito no está siempre en llegar, está muchas
veces en gozar del camino y ser feliz en cada
momento.
Un vendedor nato ya no es el martillito pesado
y constante, como se decía antes, es el compañero
que ayuda a pensar, a decidir lo que mejor conviene
a cada cliente. Es mas el Pepito Grillo que el Capitán
Trueno que todo lo arrasa. Es la voz de la conciencia
de cada cliente y el consejero fiel en quien confiar
aunque no siempre gane pero sus consejos son
válidos.
Los resultados vienen siempre después de dar,
después de sembrar se cosecha y no antes. Y esto
requiere ir poco a poco para saber qué sembrar,
cuando y cómo y donde, sin prisas.
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