"Antes de entrar, deja salir."
Antes de hablar y razonar, escuchar
y comprender el mensaje del cliente.
Aunque muchas veces ni el mismo sabe
lo que quiere. Entonces hay que ayudarle
y no precipitarnos en nuestro mensaje.
Es evidente que muchas veces las palabras
que empleamos no son exactamente lo que
tenemos en la cabeza pensando.
Esta diferencia entre lo que se piensa,
lo que se dice y lo que se entiende , lleva
a muchos errores de interpretación.
Para evitarlo hay que mirar mas que lo
que dice el cliente lo que quiere decir.
Para ello hay que tener mucha empatía y
persuasión.
Conectar con los sentimientos mas que con
las palabras para satisfacerlos.
El cliente muchas veces no sabe lo que quiere
porque no conoce los beneficios del producto
que le ofrecemos y en este caso la culpa
es siempre del vendedor por no saber motivar.
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