El capitán es el último que abandona el barco.
Pone los intereses y la vida de los demás por delante
de la suya propia y sus propios intereses.
Esta es la actitud del nuevo vendedor.
Mirar los intereses del cliente por encima de los propios.
Ayudar al cliente a salvar su empresa, sus necesidades
sus deseos a cambio de sacrificar los propios.
Y todo esto tiene siempre una recompensa. La fidelidad.
El reconocimiento y la confianza del cliente en el vendedor
capitán.
Sin una entrega total al servicio del cliente, este lo nota
y llega a desconfiar del vendedor.
Todo esto requiere hechos, acciones que demuestren
la realidad, no bastan palabras y buenas intenciones.
La confianza cuesta mucho de ganar y muy poco de
perderse.
El primer mandamiento del vendedor:
"Amarás al Cliente como a tí mismo."
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