"No puedes cambiar la vida pero si la forma de verla"
La vida del vendedor está siempre rodeada de sorpresas , unas agradables y otras no.. Y depende de su actitud el que le sean mas o menos dañinas (las malas se entiende).
Si ante una sorpresa desgradable sabe pararse a pensar objetivamente en ella y valorarla solo en su justa medida será una lección aprendida, en caso contrario, si grita, se pone nervioso se ofusca y pierde la compostura se le nubla la mente , su reacción será mala tanto para él como para los demás.
Es normal que nos afecten todos los acontecimiento, sobretodo los malos, pero hay que hacer un ejercicio de autocontrol para no echar a perder el trabajo de años buena imagen.
Y con esto te quiero decir que hablar mal, decir palabras grosera para desahogarnos nos aporta un flaco favor y una mala imagen en los que nos presencian esa salida de tono u oyen esas groserías de nuestra boca. Nunca hay motivo suficiente para una mala palabra y un mal gesto. Con ello no arreglamos nada y perdemos mucho.
Mientras que si mantenemos el control de nuestros actos ganaremos en imagen y respeto de las otras personas que nos ven.
Esto no se improvisa, se ensaya todos los días. Dí al principio de tu jornada:"Hoy no me enfado". "El que se enfada pierde y yo soy ganador"
Es cierto que a veces el cliente se pone grosero y grita, mantengamos la calma y no elevemos la voz para ponernos a su nivel es un nivel de desequilibrio y nos hace mal mimetizar en ese momento al cliente y caer en sus mismos errores.
Escuchar atentamente sin afirmar nada en contra y esperar que el cliente se calme para atender sus razones con otras de peso.
Ya sabes, no podemos cambiar la vida, pero sí la forma de verla y vivirla.
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